miércoles, 22 de septiembre de 2010

Orgullo de Pioneros


El primer vuelo nocturno del Solar Impulse HB-SIA marca un hito en la historia de la aeronáutica. Fue un proyecto ambicioso que significó un gran adelanto para el hombre, pero sobre todo, podría convertirse en un gran avance para la humanidad.

El 7 de julio del 2010 se produjo un acontecimiento extraordinario. El Solar Impulse HB-SIA, pilotado por André Borschberg, despegó ese mismo día de Payerne, Suiza, con una misión que implicaba todo un desafío. El avión debía permanecer en vuelo 25 horas sin parar propulsado únicamente con energía solar. Este vuelo nocturno significó un avance importante dentro del experimento que lleva ya varios años en realización, financiado en gran parte gracias al apoyo del Deutsche Bank.
La clave de la iniciativa era probar si las 12.000 células fotovoltaicas instaladas en la superficie del ala serían capaces de generar suficiente energía para llevar el avión solar a través de la noche. Del total de la energía generada por la luz solar, el avión necesita gran parte de ella para la propulsión inicial. El resto debía ser almacenado en baterías para el vuelo nocturno. El desafío era lograr sostener al avión desde la puesta del sol hasta dos horas después del amanecer con esta reserva energética.
El vuelo se realizo con éxito. “He volado más de 26 horas sin usar una gota de combustible y sin causar contaminación”, exclamó André Borschberg, director ejecutivo de Solar Impulse y piloto militar profesional. Luego de salir de la cabina, finalizado el tan esperado viaje, reconoció que de sus 40 años como piloto fue el mejor vuelo de toda su carrera profesional. A su vez, Bertrand Piccard, precursor y presidente del proyecto, ya está planeando hacer un vuelo permanente sin usar una gota de combustible. Su objetivo: dar la vuelta al mundo a partir de 2012.



Solar Impulse nos muestra un nuevo camino, un camino hacia la perfección energética y la innovación. Este vuelo limpio ha demostrado que los combustibles fósiles ya no son imprescindibles y abren las puertas hacia la búsqueda de la aplicación de esta tecnología en los vuelos de aviación comercial. Nadie dice que será fácil lograrlo, pero una buena idea puede llegar muy lejos. El avión solar cuenta con una envergadura de 63,4 metros y con un peso de 1.600 kilogramos. Solar Impulse es el resultado de un gran trabajo en equipo que logró establecer nuevos parámetros en las áreas de la aerodinámica, la construcción, la propulsión y el rendimiento de vuelo.
Piccard, emocionado, dedicó el éxito al equipo de ingenieros, técnicos y consultores: “El éxito también pertenece a Solvay, Omega, Deutsche Bank y todos nuestros socios, sin los cuales esta demostración del potencial de las energías renovables y las nuevas tecnologías no hubiera sido posible”.

Más información en: www.solarimpulse.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario